En música, el tiempo se mide de forma distinta a como lo hacemos habitualmente: en segundos, minutos, horas. Está relacionado con la lentitud o rapidez con la que tocan los músicos cuando interpretan una canción o pieza.
Cuando hablamos de “tiempo” en música nos referimos a muchas cosas, y la más directa es el ritmo o su compás. Por ejemplo, decimos que una determinada canción tiene un tempo lento o rápido. Esto se llama tratamiento rítmico o “tempo”, una palabra italiana que significa… ¡tiempo!
El instrumento que regula el tempo en la música se llama “METRÓNOMO”. Establece las ppm o pulsaciones por minuto. Si ponemos el metrónomo a 80 ppm, significa que en un minuto habrá 80 pulsaciones; si lo ponemos a 72 ppm, habrá 72 pulsaciones por minuto.
Hagamos una prueba práctica. Ajusta el metrónomo a 72 ppm y prepárate con un cronómetro, sincronízate con la velocidad de los ppm y pon en marcha el cronómetro empezando a contar el número de tiempos. Al cabo de un minuto deberías haber contado 72 pulsaciones.
Si lo ajustamos a 60 ppm, las pulsaciones se solaparán con los segundos: 60 ppm significa 60 pulsaciones en un minuto, por lo que una sola pulsación del metrónomo coincide con 1 segundo.
Existe una relación entre el ritmo, el tiempo musical y el tiempo tal y como lo entendemos habitualmente (segundos, minutos, horas), pero es solo una coincidencia.
Sin embargo, esta conexión se hace más estrecha cuando pensamos en la duración de una pieza musical.
Cuando decimos, por ejemplo, que una canción dura 2 minutos y 30 segundos, nos referimos al tiempo tal y como solemos medirlo. Pero esta canción sigue su propio tempo (ppm).
Mientras tanto, determinemos cuál es la UNIDAD MUSICAL del tiempo: la negra. Se indica con un valor fraccionario: 1/4. Un tiempo equivale a 1\4.
Así que si ves una partitura musical, te darás cuenta de que tiene un “4/4” al principio.
El tiempo musical 4\4 es el más común y extendido. Varias canciones o piezas musicales están escritas en 4/4. Podemos decir que es el tiempo natural.
4\4 debe leerse como sigue: el denominador se refiere a la unidad de medida y el numerador al número de tiempos que caben en un compás.